domingo, 22 de mayo de 2016

Utopías selectivas.

Y que al marcharte, recuerdes qué fue lo nuestro, y si llegó a buen puerto... Y recordarás las ganas de volver a ser lo que nunca fuimos. Y ansiarás, entre sollozos, los recuerdos que nunca compartimos. Y creerás que todo lo hice por ti, siendo la mujer de mi vida, sin siquiera haberlo sido. Qué cosas, que, sin ser, siempre creí que fuimos. Utopías. Qué maravillosas, las cosas que no podemos conseguir, ni siquiera alcanzar. Y todo por la simple y llana razón de quererte, libre. ¿Y eso significa quererte sin mi? Échale, ni siquiera yo sé lo que quiero, aunque sé que sí lo sé. Y me pregunto, ¿cómo se puede querer a alguien que no tienes? Siempre he sido de amores imposibles. O quizá soy yo, que me gusta creérmelo y los hago imposibles. Me va la marcha. Y no, no nos confundamos; cuando digo "tenerte" no es posesivo, es electivo. Y yo elijo tenerte, a mi lado. Solo deseo en lo más profundo de mi ser, que ese pensamiento sea mutuo. Y sí, sé que a la vez, te querré lejos. Utopías de la vida en que uno ya no concibe ni un futuro, ni un pasado. Ni siquiera un presente imperfecto.
Ahora dime: ¿comprendes ya lo loco que estoy? Lo peor es que ya no se si es por ti, por mi ego, o por la idea de no verme reflejado en tus ojos.

sábado, 14 de mayo de 2016

Historia de un deseo.

Qué miedo pensar. En ti, a ti. Sí, pens...arte, el tuyo cuando me miras. Y temblar. Como el que tiembla cuando está en la cuerda floja. Del vértigo, del abismo que preveo en tu cintura... o de las ganas. Las ga-mas de amarte, con todos los colores que entreven tus ojos cuando suspiras. Y lo haces. Me haces y lo hacemos... El barco de papel en el que, escritos, lanzamos al mar los deseos... y las ganas. Y entre suspiros, alzas tu voz como un torbellino de adrenalina. Soy feliz. Contigo. Y lo volvemos a hacer. Pero esta vez, el uno al otro.

lunes, 2 de mayo de 2016

A mi yo de ayer; por mi yo de hoy. Te pide (y pido), tu boca.

Qué mejor manera de recordar la esencia de mi tú, que con él. El maestro. Gracias, Miguel.

LA BOCA

Boca que arrastra mi boca:
boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.

Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos fúlgidos aletazos.
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.

Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados.

Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.

¡Cuánta boca enterrada,
sin boca, desenterramos!

Beso en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos. 
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos.

Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito parece
que sobre mí se ha volcado.

He de volverte a besar, 
he de volver, hundo, caigo,
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos y enamorados.

Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.