viernes, 1 de marzo de 2019

Eme.

Y quién sabe lo que será de nosotros de aquí a unos meses, a unos años, a una vida... Qué más me da "estarte", cuando "estar" es una persona y no un lugar. Qué más me da "cuándo", si el tiempo es relativo e infinito. Sea como fuere, ese gato sabe, como tu y como yo, que aunque se tirara, aún le quedaban vidas. Pobre de él como se hubiera equivocado en las cuentas; era más de letras. &


Recupero este poema del 6 de diciembre de 2015. Suena Robe. Qué bonito escribe el cabrón. La verdad es que no recuerdo el momento en que descubrí esta canción, solo sé que fue por ti. Y aún se me pone el bello de punta. La primera vez que la escuché fue como intentar encontrar una explicación de porqué no había escuchado tal obra de arte antes. Fue como un golpe directo al estómago. Sin anestesia. Sin encontrar explicación de nada. Absolutamente nada. Sentía que esa canción suponía la confirmación de mis pensamientos, de mis ilusiones, de mis sueños más profundos. Por una vez en mi vida, realmente estaba dispuesto a dar un paso hacia adelante. Un paso de los de verdad, de los que te vuelven el estómago hacia el otro lado. Y tenía esa sensación que se tiene cuando sabes que has estudiado, te presentas al exámen, y estás completamente seguro que aprobarás. Pero tranquilidad, la vida tiene a mano siempre una cara B.
Siempre supe que el arte es efímero, y que cuando crees que tienes todo atado, todo pensado, todo pactado con la vida, esta se encarga de darte una buena dosis de realidad y devolverte a tu sitio. Y algo así me sucedió. Al fin y al cabo, todo lo que había imaginado, todo lo que había soñado, quedaba ahí, en un rincón de una habitación, cogiendo polvo. Y aquí sigo desde entonces. En un páramo, donde doy vueltas.
Tal vez el futuro me tenga deparadas nuevas metas, nuevos proyectos con nuevas personas. No tengo ni idea. Tampoco quiero saberlo.
Mientras, mis sueños ahí siguen, con un suspiro acompasado, sonriéndome cada vez que los miro. Cabrones...


domingo, 25 de noviembre de 2018

Buscarte.

Iba a escribir algo... Busco canciones, busco poemas, busco reflexiones, alegrías, tristezas, aliento, un suspiro, una piel de gallina, unos ojos vidriosos. Busco en lo más profundo de todas las cosas que me rodean. Busco en todas las cosas que rodean lo que me rodea. Busco en la basura, en la memoria, en el olvido y hasta en los folios. Busco en el mundo conocido y hasta en el futuro. En mis huellas, en los libros, y en lo que nos es desconocido. Busco y busco. Y sigo buscando. Y no encuentro la manera de
expresar
             lo
               que
          llevo
                         en
                                    lo
                               más
                                          profundo
                                                                      de
                                                              mi
                                                      ser..

sábado, 21 de julio de 2018

Apareces.

Justamente era ese. De todos los posibles habidos y por haber; ese. Me llegó como un zarpazo, directo a la memoria. Y me trasladé a todos y cada uno de los sitios donde he sido; contigo. No tenía porqué, pero llegó. ¿Tienes idea de la casualidad que ha tenido que ocurrir para tal hecho? Cientos de millones de partículas de aire en movimiento tuvieron que juntarse para que me vinieses a la mente; otra vez. Efectivamente, ese perfume era como el tuyo. Y olí a tí, todo el rato. Y te ví, una y otra vez; aparecías. Y apareces. Constantemente. Torbellino.

martes, 17 de abril de 2018

Volamos.

Quería escribirlo antes de que se me olvidara, aunque los sueños en los que te me apareces no se borran nunca. Ninguno.
Pues bien, esta noche he vuelto a soñar contigo... Y hemos follado. Como si no hubiera un mañana. Como si nada más existiera y estuviéramos tú y yo. Solos. En nuestro propio mundo. Y me acuerdo aquí de una canción de un buen amigo, que dice "Nuestro suelo era tan alto que para tener los pies en él, tuvimos que volar".
Y volamos. Vaya si volamos...

Buenos días.

miércoles, 31 de enero de 2018

Miles.

Y aún así, hay cosas por las que lucharía, por ti. Hay lugares por los que lucharía, por ti.

Hay personas, como tú, que hacen que todo sea un poco mejor. No intentan ser perfectas, tampoco pretenden serlo. Pero no te engañes, por mucho que lo niegues, sabes que eres especial. Por ser diferente eres única, que no perfecta. Pero para qué quiere alguien compartir el mundo con una persona perfecta, cuando tus imperfecciones te hacen ser lo que eres. Decía alguien, en algún lugar, y en algún tiempo pasado (es imposible concretar más) que "es mejor enamorarse de las raíces de una persona, que de sus flores, porque estas, al final, se marchitarán". Digamos que no estaba muy lejos de la realidad.
Y es por todo por lo que estar al lado de alguien como tú ha sido, es, y siempre será una de las más bonitas casualidades.

Y aún así, hay días, meses y años... por los que lucharía, por ti.


martes, 9 de enero de 2018

Es.

Es aire. Es suspiro, aliento, bostezo, gemido.
                                                                                                                                  Inspiro.

Es voluble. Es agua, fuego, tierra y corazón.
                                                                                              Espiro.

Es libre. Es mente, cuerpo, ser y estar.
                                                               Termino.

Es ella.

martes, 2 de enero de 2018

Créeme.

Créetelo, porque estábamos sentados. Y me di cuenta de cómo me cogiste la mano. No soy capaz de saber las pulsaciones a las que iba mi corazón. Me dejaste totalmente sorprendido, en stand by, parado, trastocado, loco... No soy capaz ni de describir cómo me sentía. Quiero que así entiendas cuáles fueron mis sensaciones.
Pues, de repente, a una velocidad media, ni veloz ni muy lento, me lancé sobre tu boca. Al coger mi mano todo tuvo sentido. Y sí, te besé. Y me besaste. Y seguiría sin ser capaz de explicar las sensaciones que estaba viviendo en ese momento.
Te prometo que no había nada más alrededor. Absolutamente nada. De hecho, no sabría decirte ni dónde, ni en qué estábamos sentados; los dos. Fue algo tan repentino como un aire que, de repente, se levanta en medio de la tarde. Mi instinto supo reaccionar a tiempo y nos seguimos besando. Solamente sabía que no quería irme de aquel lugar ni de aquella compañía.
Estabas medio recostada, y te acaricié la cara. Mientras, me seguías besando. Mientras, te seguía besando. Y parecía no tener fin. Yo no sabía nada, pero era consciente que aquello no iba a durar para siempre. No sabía siquiera si volvería a suceder. Pero nos besábamos como si lleváramos toda la vida sabiendo cómo besa el otro. Y rozamos nuestros labios. Y te mordía el labio inferior. Y te encantaba. Y me besabas otra vez. Y nos acariciábamos los brazos como si no existiera otra parte del cuerpo (¿por qué nos acariciábamos los brazos?). Solo sé que me hacías sentir la persona más afortunada del puto mundo. Y te besé el cuello. Y nos miramos por detrás de las pupilas. Nos miramos por dentro. Y supimos al instante que el tiempo nos había acabado dando la razón. No lo pensamos siquiera, pero lo supimos con una mirada mucho más que profunda. Y nos besamos de nuevo.
Y justo en ese momento...





                                                                                                                                                 ...desperté.










Esta noche ha sido.